COMO EN EL PRINCIPIO...


Lo he visto:
en el muro norte amarillo
de esta casa donde habito
respira un mar tranquilo:
su hondura verde
la superficie vertical busca,
toca en frío espuma
la áspera textura del vacío.
Hay un sol oculto,
tras el muro albo del sureste,
que Estela contempla cada tarde.
Lo sé:
mientras
dos niñas desnudas juegan
la orilla arenosa de las olas
el agua breve marina se evapora
y las niñas, alegres flores de sal
se tornan…

Últimamente,
los escritos de ciencia manifiestan
que el tiempo tiene hoyos escondidos:
sólo así me explico
el frescor marino,
el cascabeleo de las risas
y el sabor salobre
de las entrelíneas en los libros:

He aquí
el aletear del espíritu.


Belem Lezama



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