SORNE



Al rayo oscuro de la noche creció el insomnio, su enredadera fue trepando desde la tierra abierta regada de sudores fértiles y pensamientos que no acabaron de germinar. Sospecho de un cierto encanto, de una obstinada razón escondida en la profundidad que reclama vida, sospecha infundada pero posiblemente verdadera. A la sombra del arbusto crecido, ahora que amanece con otro rayo más tenue, la espiga quiere dar su fruto y revienta con su vanidad madura entre párpados intermitentes y ensoñaciones imposibles. En la continuidad de la existencia, nada es tan cierto ni tan vivo como el insomnio, pero acabado su efecto se entra a la nebulosa de los sueños, y en esto consiste la última ventaja para los que carecen de vida onírica: soñar despiertos.

Comentarios

Entradas populares