Si amaina la lluvia


En memoria de Wilhelm Müller

Si amaina la lluvia,
volveremos a ser dos dedos
fruncidos en un guante blanco.
Si la lluvia amaina alguna vez.
 
Sentí que volaba
y que despertaba;
que un ave canora rondaba mi jardín.
Sentí que iba a dueto con la ventura
y en el corazón del fresno conjuraba mi Pesar.
Sentí que venía,
que un ave canora rondaba mi jardín.
 
Hoy, los ecos de roca bañan mi fuente
y las pisadas de aquel ave
fueron cubiertas por la broza del jardín.
Y las pisadas de aquel ave
se secaron al sol de abril.
 
Solo un dichoso busca la luna con afecto.
Los desvencijados
acuden a su sombra a bien morir.
Solo los dichosos la cantan,
los desvencijados vienen a bien morir.
 
La esmeralda enloquecida
bate sus afectos cual colibrí.

Yo sé qué decirle a la Bella esta noche:
que en sus cabellos nos gusta rendir
hipocresías y movimientos.
Yo me entiendo qué decir.

Si amaina la lluvia,
volveremos a ser locuaces y ciegos
como retoños de Quiebra.
Será tiempo de volver al jardín.
Si la lluvia amaina alguna vez.

 
Estuardo H. Rendón

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