Amantes por la ciudad
Nos escondemos entre la melaza
de la gente y nos camuflageamos
como camaleones, tratando de disipar
al enemigo entre la selva de los motores,
los rascacielos y las melodías perturbadoras
que nos acompañan.
Nos esfumamos cuan humo de escape
en una tarde nublada,
¿Pero, quién es el enemigo?
¿De quién nos escondemos?
¿Acaso de nosotros mismos
y es por eso que huimos sin quererlo?
¿De quién somos presa?
Si la presa se esconde de la mirada sigilosa del enemigo
y a nosotros nadie nos mira,
nadie nos observa...
o es acaso sólo nuestra suposición
vagabunda pues no hay más presa que tu de mí
y yo de ti, no hay mayor presa que el instante
en que nuetros pesamientos se aúnan,
cuando la tranquilidad vuelve
y los animales de la selva nocturnos
cuidan nuestro razonamiento profundo.
Sága 2010
Comentarios
Publicar un comentario