Fórmula contra la pandemia

 


Todos los caminos llevan a ella. Toda conversación o noticia acaba en ella.

Y es complicado imaginar un camino, el que sea, llámese prevención, información, contención o vacunas, por el que pudiera haberse evitado una pandemia, pues hay otros virus, de la misma y de otras cepas, capaces de generar otros confinamientos y mucho más contagiosos, virus para los que tampoco hay suficiente prevención ni vacunas en desarrollo, ¿por qué?, porque sería como, para evitar la herida, acolchonar todo el camino al trabajo, incluidos asfalto, muros y cielo.

(El camino al trabajo ahora pude ser literalmente acolchonado para algunos, pues va de la cama al estudio, de la cocina a la sala o de la decúbito lateral a la de Fowler.)

En cambio, las vías de escape son claras: higiene y espacio. La higiene ha probado su eficacia a lo largo de la historia y por ello no ha sido el mayor problema; pero el espacio, la distancia, la lejanía, eso siempre nos ha fallado.

(Además de los científicos, los deprimidos y los misántropos, ¿quién se acostumbró a la soledad?)

Nos está costando tomar distancia porque el comercio, el trabajo, la diversión y todo lo que constituye al ser humano moderno se sustenta casi exclusivamente en el contacto.

(¿Tendremos que convertirnos en científicos, deprimidos o misántropos? Depende de la hora, del día o del ánimo.)

Pero, veo generaciones acostumbradas al celular, a consumir horas en videojuegos, que se relacionan desde hace tiempo a la distancia, que compraban por internet antes del desastre y que, de poder elegir entre un trabajo en casa y uno en oficina, elegirían la soledad. Por eso, ahora los alumnos indican al maestro cómo apagar su micrófono, los hijos muestran las últimas noticias a los padres y los tiktokers son los menos deprimidos.

Allá arriba, los gigantes tecnológicos se hacen titanes y los emporios tradicionales deben aprender a hacerse virales (sin segundas) con memes o videos ultrabreves, todo a la distancia.

La tecnología pudo haber tumbado al imperio, pero Assange está confinado, Anonimous sigue en el anonimato y la Roma actual hace mucho tiempo que es el amo tecnológico... Pero, primero hay que salir.

(Las sospechas hacia Bill Gates y la red 5G quizá provengan de ese maniqueísmo.)

Todos los caminos llevan a la pandemia, pero sólo uno sale de ella. Afuera ya se construirá sobre buena alimentación, ejercicio y mejores entretenimientos; primero hay que salir.

(Se recomienda salir como científico, del tipo de ser humano curioso y experimental, dedicado y práctico, que progresa con estudio, trabajo y método, pero siempre solo, aislado y aséptico.)

La distancia será durante mucho tiempo nuestro bien más preciado. Tiempo y distancia darán la velocidad a la que deseamos que esto acabe.

Un saludo a la distancia.

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