Esta ciudad también puede doler en pronombres
A una bella chica del Mayab
Esta ciudad
que quiere ser tuya
te piensa,
te presiente
y te blasona
con el distorsionado polvorín
colorente
de prisas intemporales,
de mañanas azules de calles resecas,
de graznidos artúricos
plañidos por aves
que quieren devolverle los lagos
para que tu sol se sorprenda en ellos
a secarlos otra vez
en un suspiro universal y tenébrico,
por estos momentos de mansedumbre
en que el recuerdo se sienta como un león viejo
a esperar al oriente tu llegada,
premonizada en la canción de
Esta ciudad
mía pero que quiere ser también tuya,
de tus mirlos,
de tus sábanas
… ipisada.
Estuardo H. Rendón
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