SUEÑOS


Deslizas las miradas

discretas, veladas,

hacia otros ojos

hacia otras caras.

 

Humedad de frescas flores

que fragantes, nuevas,

en sueños ofrecen a tu deseo

 sus  pudores.

 

 Miras y deseas

sueñas e imaginas

¿Qué sería la vida

si traviesas ninfas,

de durazno y terciopelo

la piel, de primavera,

bañaran con su rocío

tu masculina esencia?

 

Posees, en cambio, un cuerpo

que, rebasado el meridiano,

sólo ofrece accidentada geografía.

Lo recorres, casi a ciegas,

como por costumbre,

como por rutina,

con los ojos cerrados

mientras sueñas ninfas

de cabellos dorados,

de almibarado aliento,

de piel de durazno.

 

Hombre, humano,

ser instintivo, insensato,

¿No ves que yo misma fui ninfa

en mi tiempo temprano?

 

Tu  carnal codicia

te hace pensar, errado,

que la que hoy es ninfa

morirá a tu lado.

¿No comprendes, acaso

que el tiempo todo destruye,

que todo llega a su ocaso?

 

Deléitate, pues, mirando,

añorando cuerpos núbiles,

que los sueños, por ser tales,

son tan sólo asuntos fútiles.


                                Karla Rojas

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