Maternidad de la Muerte (y el Amor tiene la última palabra)

Hombres:
nos ha sido proscrito el gozo
de alojar la vida en nuestro seno,
pero nos queda el consuelo
de dar a luz nuestra propia muerte.

Es Ella
la maternidad última y primera;
la más cariñosa,
pues nunca niega
mimos y caricias
en el dorso de cualquier pensamiento.
La de todos.

Porque morimos cada momento
y conforme se precipita el tiempo
se van acumulando nuestras quiebras,
te amaré hasta mi última muerte;
la blanca, la infantil,
la que nos dio su pecho…

Hombres: la muerte
es el parto definitivo.
Se presentará desnuda
con un bosquejo familiar de anuencia
y nos saludará desde la otra orilla.

Te amaré hasta ese instante de tránsito,
cruel y verdadero,
en que el cuerpo deja de ser un verbo
conjugable
y se convierte en participio…

Iremos allá,
a tus entrañas.
A hundir los pocos bienes rescatables de la vida
en tu sobriedad aparatosa de silencio;
en el ceremonial de unos labios cubiertos
de cieno, clausurados;
en la fanfarria de los taciturnos
ofrecida cada era a su doctrina.

Allá te amaré también,
a bocajarro entre el cosmos
y mi individualidad rota,
denunciada,
vencida,
a la orilla de la nada
y entre salvas del olvido.

Estuardo H. Rendón.

Comentarios

  1. Me ha gustado la manera de conjugar los poemas, mi favorito ha sido el poema corto.
    Un fuerte abrazo
    Alejandra

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