PUÑAL
En el averno del cristal ahumado
hay una luciérnaga que llama,
en el hedor de los pasos eclipsados
te escondes en silencio profundo.
La extrañeza de tu mirada
al leer los versos antecedidos y a gritos,
noches pasan y Tú conmigo...
En la ágora perniciosa,
una farola encendida,
un suspiro marchitado,
el viento, viejo acompañante del devaneo,
se alebresta detallando las horas no redimidas.
El susurro de las paredes desconsoladas,incontenibles
se desmoronan sin fraguar la morada.
El beso aún perdido, abigarrado
en el vericueto insoslayable
de tu ausencia se deja
embaucar por la
luciérnaga.
Sága
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