AMIGO

Miro tus ojos, me alejo
y me escondo,
detrás de la corteza
del árbol caído,
detrás de las estrellas
con su fulgor encendido.

Miro tus ojos, me veo,
me reflejo en su espesor
infinito,
en la oscuridad de su mirada,
luz en el abismo.

Y si no me cristalizo
ni me reflejo en lo que he visto,
no percibo la esencia
de que existo.

Si no miro, como en un lago
profundo tu mirada perdida,
me escondo en el laberinto
de Dédalo,
sin faroles, ni linternas
sin rumbo, ni sentido.

Busco en el portal
de tu mirada ajena,
ahora, a la luz de la mañana,
a las gotas del rocío
y al pájaro que canta
con el trino entristecido.

Busco sin encontrar amigo.
Perdido en la inmensidad
de mi reflejo afligido.


Alejandra Sága
septiembre 2010

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